lunes, 28 de junio de 2021

Vean: El día que me muera búrlense todo lo que quieran (y antes también); El que no aguanta un chiste no merece el poder

Por Victor Hernández

Se hizo una tormenta en un vaso con agua en Twitter porque los derechangos se burlaron de la muerte de Toño Helguera.

En la izquierda inmediatamente los tacharon de ser lo peor de lo peor. Yo lo que pensé fueron dos cosas:

1. "Pero si en la izquierda nos hemos burlado de las muertes de gente de derecha. Y lo vamos a seguir haciendo."

2. "¿Neta no van a aguantar un chiste chafa en la izquierda? ¡No mamen! El pinche Toño era bien carrilla."

Aclaro: A pesar de que ya tenía un par de años de que Toño Helguera y yo no nos hablábamos, y hasta me había bloqueado en Twitter porque no le gustó que yo dijera que el programa de TV de El Chamuco, que es abiertamente pro-gobierno, se hace con dinero público, a mi me dolió muchísimo que Toño muriera. Realmente he estado en shock desde que me enteré de su muerte. Sigo sin dar crédito que Toño haya muerto. La foto de su velorio me parece como si fuera un chiste de mal gusto. Y me entristece muchísimo saber que nunca podré limar asperezas con él.

"Ya que pase el sexenio nos tomamos un café o algo," pensé. Yo sabía que en este sexenio sería imposible recomponer las cosas porque pesó más en la izquierda el fanatismo por la persona (del Peje) que el sentido común por el proyecto de izquierda a largo plazo. Pero Toño era una persona razonable. Mucho más razonable que muchos en la izquierda. Yo estaba seguro de que, llegado el momento, Toño hubiera visto que lo importante no era el sexenio, sino lo que seguía después del sexenio. (Cosa que no han querido ver muchos en la izquierda.)

Entramos en comunicación luego de mucho tiempo de no hacerlo por circunstancias (no voy a dar detalles) en las cuales era importante que tuviéramos solidaridad ante una situación que se había dado en redes sociales que requería del apoyo de varios amigos para defenderlo a él y para asegurarnos de que la situación estuviera controlada. Lo logramos, y por varios años mantuvimos comunicación para chacoteo y grilla.

Pero ahora será imposible tomarnos ese café. Lo cual me duele muchísimo. Realmente me duele. Toño siempre fue solidario conmigo y jamás se me va a olvidar.

Aún así, no me enrollé en la bandera como Niño Héroe cuando empezaron a salir comentarios mala leche y chistes ojetes sobre la muerte de Toño. Pensé: "Se vale. Y también se vale responderle a esos hijos de la chingada. Pero con ingenio."

Lo cual hice en Twitter, desde luego. Esto fue lo que dije sobre los odiadiores de Toño Helguera:

"Toño Helguera, junto con millones de personas, logró cambiar a un país. Sus odiadores no han logrado ni cambiarse el pañal."

Considero que en vez de indignarnos, razgarnos las vestiduras y hacer berrinche por los comentarios pendejos de la derecha contra Helguera, más bien lo que debemos hacer es responderles con la misma piedra y dejarlos callados. Porque argumentos no nos faltan.

Vaya, el día que yo me muera por mi se pueden burlar todo lo que se les pegue la gana. Y antes también. La verdadera fortaleza de una persona, y de un movimiento, viene de la auto-crítica; del poder burlarse de uno mismo y de poder identificar lo que uno está haciendo mal para poder corregirlo. No somos Donald Trump para ordenarle a su fiscal general que busque la manera de callar a los que se burlaban de él en la televisión.

Lo único que demuestra la derecha con los comentarios ojetes contra Helguera es que les dolió hasta lo más profundo del fundillo las mega chingas que les puso Toño una y otra vez, y que les sigue doliendo.

Al final el que no aguanta un chiste no merece el poder. El que no aguanta una crítica no merece el voto. Y el que se enoja pierde.

Alguna vez Toño Helguera me pidió que escribiera apodos para burlarme de figuras públicas de la política mexicana. Específicamente de derecha, ya que fue en el sexenio de Peña Nieto. Como dije, era bien carrilla el pinche Toño. Y lo mejor que podría hacer la izquierda para enfrentar a la derecha es ser igual de carilla y seguirse burlando de los derechangos como él se burlaba de ellos.

Eso, al final, es lo que les duele en la derecha; que son como el coyote del correcaminos; que por más que tratan de alcanzarnos no pueden. Pero si nosotros nos enojamos por las burlas de la derecha, la derecha gana y la izquierda queda ahora como el coyote.

No les den ese gusto.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario