domingo, 28 de julio de 2013

En vez de comida, Cruzada de EPN repartió escusados... que no sirven

La revista Proceso publica esta semana un extenso reportaje en el cual señala que en vez de darle comida a la gente pobre en uno de los dos municipios piloto de la Cruzada contra el Hambre de Enrique Peña Nieto, lo que les dio a algunos de sus pobladores fueron escusados que, encima de eso, no sirven.

Esto, además, sin que nadie explique hasta el momento cómo fue que se seleccionó a la gente que recibió no comida, sino bardas incompletas, escusados, y fogones de cemento y ladrillo para cocinar.

El único criterio que al parecer se aplicó para remozar casas de gente pobre, de acuerdo con la nota de Proceso, fue el paso de Peña Nieto por la calle en la que se encuentran. Es decir, para que sirvieran de escenografía.

El reportaje inicia, por ejemplo, con el caso de una anciana de nombre Filobonia Guevara, del municipio de Mártir de Cuilapan, Guerrero, quien echó abajo la fachada de yeso su casa de adobe, ya que la gente de Peña Nieto le prometió que le llevarían cemento, pintira y rodillo para que remozara su vivienda y Peña pudiera verla.

Pero como cambiaron la ruta de la gira de Peña Nieto, nunca le llevaron los materiales y su fachada quedó destruida sin que nadie le responda por lo ocurrido.

Aún así, la llevaron de acarreada para el recorrido de Peña Nieto sin darle ni agua ni comida. Dijo:

“Nos encerraron durante la mañana, ni agua ni nada, casi todo el día. Tan siquiera comida que nos hubieran dado, ¡pero nada! Ni el material que me dijo el señor que vino que no era de aquí, ni la pintura, aunque dejamos copia de los papeles que nos pidieron. Ellos le dieron a quien quisieron, a los que ya tienen”.

Los trabajos para convertir a las calles de los municipios pobres en escenario para que Peña Nieto se pasee, por si fuera poco, no resuelven el verdadero problema de la región: la falta de agua, para lo cual la gente pide solución ya que dificilmente logran obtener agua para beber.

En la comunidad de Xicomulco, sólo 30 de las 200 viviendas del pueblo recibieron pisos de cemento, seis fogones, y 60 baños secos. Pero de comida nada se reporta.

Y respecto a los escusados repartidos por la Cruzada contra el Hambre, Proceso señala:

"A unos metros de donde come el alcalde se ve una caseta con el logo morado de la cruzada y un letrero que indica: “Baño 2 pesos”. Es nuevo, pero a los dos días se zafó el lavabo. Aunque tiene un tinaco arriba para limpiar el escusado, no hay agua. Si se quiere que corra por la regadera tiene que treparse y llenar el tinaco a cubetadas."

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