viernes, 14 de enero de 2022

Vean: El error de Delfina Gómez al ordenar el regreso a clases sin vacunación para menores

Por Victor Hernández

La secretaria de educación pública, Delfina Gómez, cometió un error grave al reiniciar clases presenciales la semana pasada a pesar de que los menores de 15 a 17 años no tienen esquema completo de vacunación contra el covid y ningún menor de 5 a 11 años ha sido vacunado. (Apenas esta semana empezaron a vacunar a los de 12 a 14 años con comorbilidades).

Tan fue un error que de inmediato 11 estados--incluyendo estados gobernador por Morena--de plano mandaron a Delfina Gómez al cuerno y decidieron no reiniciar clases presenciales hasta por lo menos la segunda o la tercera semana de 2022. Otros cuatro estados ha suspendido clases hasta el momento para alcanzar un total de 15. Es decir, casi la mitad de los estados de la República.

La razón es muy sencilla: No sólo están en riesgo los estudiantes, sino también los maestros.

Sí. La mayoría de los maestros no tienen dosis de refuerzo contra el covid, por lo cual corren el riesgo de enfermarse con la variante Omicron. Inclusive si les pusieran la vacuna esta semana tiene que pasar otra semana más para que tengan suficiente protección.

No quiere decir que se van a morir o que los van a hospitalizar. Pero sí quiere decir que se pueden enfermar y, con lo cual las clases de todos modos se hubieran tenido que suspender.

Lo razonable hubiera sido que se reanudaran la clases cuando los maestros tuvieran dosis de refuerzo y cuando los menores de 12 a 17 años tuvieran el esquema completo de vacunación.

Pero no. Delfina Gómez se aventó como el Borras a declarar regreso a clases cuando no era prudente ni razonable.

Ahora bien, ya hay nuevo presupuesto para 2022. Ya puede el gobierno federal comprar vacunas para los menores de edad. Y en unos meses habrá una nueva vacuna mexicana. No hay inconveniente para vacunar a los menores. Pero el gobierno de AMLO se sigue negando a vacunarlos. Así, la verdad, nunca se va a poder regresar a la normalidad.

Porque si bien los hospitales ya no se están saturando, tampoco se puede obligar a la gente a que se exponga a un contagio, o a que se contagien sus hijos sólo por decisiones cuestionables del gobierno respecto a quién debe vacunarse y quién no.



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