domingo, 12 de agosto de 2018

Vean: Youtube tiene un problema de vistas fake; ¿Cuántos youtubers mexicanos lo han explotado?

Por Victor Hernández

El diario The New York Times publicó ayer un reportaje sobre el uso de vistas falsas para inflar la popularidad de videos de Youtube de manera artificial.

El reportaje señala algo que ya se sabía; que hay sitios que venden vistas falsas para inflar videos y que aparezcan como muy populares cuando en realidad no lo son. Lo que no se sabía es lo siguiente:

1. Que las vistas fake no incrementan las ventas de un producto anunciado en videos de Youtube.
2. Que a pesar de que Youtube alega que no permite vistas fake, estas ocurren de todos modos.

¿Por qué compra la gente vistas fake en Youtube entonces si no generan ventas? Por dos cosas:

1. Porque generan la apariencia de popularidad cuando no es el caso que el contenido sea popular.
2. Porque al tener vistas falsas, los videos aparecen más altos en búsquedas de Google y en los trending de Youtube, lo cual sí tiene el efecto de manipular al público.

Curiosamente, el NYT señala que entre los que compran vistas falsas estám publicistas y publirelacionistas. Es decir, gente interesada en promover imagen, no necesariamente ventas. Porque al final lo que buscan es crear fama de manera artificial.

¿Para qué sirve la fama artificial? Para engañar otros y pedirles dinero, contratos, programas de televisión, etc.

¿Les suena familiar?

A la luz de estos hechos, uno tiene que preguntarse con mucha seriedad cuántos Youtubers mexicanos han comprado vistas falsas —o seguidores falsos— en Youtube para inflar sus videos y sus canales de videos. Porque resulta francamente inverosímil que existan canales de youtubers famosos con millones de seguidores, pero apenas una fracción de vistas para sus videos. Curiosamente, esos videos empiezan a subir en vistas de manera inexplicable días después de publicar los videos, lo cual es exactamente lo que describe el artículo del New York Times como el esquema actual de venta de vistas falsas.

¿No les parece extraño, por ejemplo, que Caño de Cuacha tenga millones de seguidores en YouTube y muchísimas vistas, pero que lo hayan tenido que quitar del horario de 9 de la noche por falta de rating?

¿No les parece rarísimo que Chubuey Pedorres tenga más seguidores en Youtube que vistas de videos y que a pesar de que lo venden como super popular haya fracasado estrepitosamente su estrategia de golpeteo contra Andrés Manuel López Obrador?

Y lo mismo se podría preguntar de otros youtubers. Simplemente resulta extraño que aleguen tener mucha popularidad pero que en realidad nadie les haga caso.

Por cierto: el artículo del NYT confirma algo que yo he estado diciendo desde hace algún tiempo; el público de los youtubers son chamacos de secundaria que ni votar pueden. Ese es el público de los youtubers; público irrelevante.

¿Por qué irrelevante? Porque los adolescentes cambian de postura política una vez que llegan a la mayoría de edad y tienen que empezar a lidiar con realidades que ponen en entredicho las posturas políticas de los youtubers que hacen guerra sucia. Chubuey pedorres y Caño de Cuacha, por ejemplo, podrán repetir hasta el cansancio la mentira de que AMLO es como Hugo Chávez. Pero una vez que el estudiante de secundaria tiene que ir solo a la preparatoria, pagar transporte público (y ver asaltos en ese mismo transporte), pagar libros, y lidiar con toda la mierda que generan los gobiernos de derecha, entonces dejan de hacerle caso a Chubuey Pedorres y Caño de Cuacha. Sólo les siguen haciendo caso los que son mantenidos por sus padres.

Razón por la cual comprar seguidores y vistas sería indispensable para alguien que busca reponer el público que pierde una vez que ese público deja de ser un mero escuincle baboso al que se puede manipular fácil.

¿Hay compra de vistas fake en la izquierda? No lo dudaría. Pero en la izquierda tienen otra estrategia que les funciona mejor: ser matraqueros. La demagogia matraquera funciona muy bien para atraer público que no quiere información, sino que le den por su lado.

El detalle es que si la derecha intentara hacer eso, muy pocos se la creerían. Por eso les funcionaría mejor comprar vistas para aparentar tener una popularidad que, como demostraron las elecciones pasadas, simplemente no existe.

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