miércoles, 7 de octubre de 2015

Salvador Cienfuegos mintió tres veces ante el Congreso por el caso Ayotzinapa

Por Victor Hernández

Salvador Cienfuegos, titular de SEDENA, mintió tres veces respecto al caso Ayotzinapa durante su comparecencia ante la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

La primer mentira que dijo Cienfuegos fue alegar que se negaron a responder a las preguntas del grupo de expertos de la CIDH porque el ejército mexicano sólo responde a instituciones mexicanas.

De acuerdo con Reforma, la diputada panista María Guadalupe Murguía declaró respecto a la comparecencia de Cienfuegos lo siguiente:

"(Los militaes) dicen estar en disposición de acudir ante los tribunales de México, de las autoridades mexicanas, porque es lo que les corresponde, pero que en ninguna institución las Fuerzas Armadas de un país atienden cuestionamientos de grupos de expertos vinculados con instituciones que no son de su país...Ellos hicieron esa evaluación y decidieron no dar respuesta."

Falso. El pasado 14 de marzo el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto envió a 4 militares mexicanos, dos de la SEDENA y dos de la Marina, a formar parte de los cascos azules de la ONU, con lo cual los militares tomarán órdenes directas y cuestionamientos de un organismo que no es del Estado mexicano. Así que alegar que no responden a nadie que no sea una institución mexicana es una mentira que, de hecho, le debería estar costando una severa sanción a Cienfuegos.

Segunda mentira: de acuerdo con la diputada panista, el ejército no intervino en los hechos de Iguala porque el 27 Batallón de Infantería estaba ocupado desde las 9:30 horas hasta las 22:30 horas en labores de auxilio y tránsito porque se habia volcado una pipa con sustancias tóxicas.

Falso. La Sedena con toda facilidad pudo haber relegado las labores de tránsito a la PF o a Policía Municipal. No tenía necesidad de estar ahí sólo para mover el tránsito.

Por otro lado, es falso que no tuvieran personal. De acuerdo con la propia Sedena, los militares mandaron a un oreja en una motocicleta para que espiara lo que estaba ocurriendo y ni así quisieron actuar.

Tercera mentira: Que no intervinieron en Iguala porque el director de la Policía Municipal de Iguala, Felipe Flores, le indicó a la Sedena que no interviniera.

Lo cual es ridículo, ya que, para empezar, la Sedena sabía que había una balacera y, por ende, podía intervenir ante el hecho de que Iguala es una zona de influencia del narco.

Segundo, porque la Sedena ya tenía a un oreja espiando lo que estaba pasando y sabía perfectamente que cuando hay balaceras ya no es un mero asunto de índole municipal, sino de índole federal.

Ah, y para redondear la tercer mentia, Cienfuegos alega que "más tarde cuando empiezan a tener información" van a lugares específicos, como un hospital.

Pero antes de eso, dijo Cienfuegos en plena contradicción, el ejército ya sabía lo que estaba pasando por medio del C4. Además, repetimos, tenían un oreja espiando lo que ocurría. Y ni así quisieron intervenir.

Además, ¿para qué va el ejército a un hospital? ¿Los soldados son médicos o cómo?

Que para dar atención a los padres que estaban inquietos y al grupo de deportistas los Avispones de Iguala, dice Cienfuegos. Pero los testimonios de la gente que estuvo en el lugar de los hechos es inequívoco: los militares se negaron a ayudarlos para que le dieran atención a las víctimas.

Las mentiras de Cienfuegos no hacen otra cosa más que reafirmar el hecho de que el ejército fue responsable por omisión en la masacre de Iguala y en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Y confirman además que Ayotzinapa fue, como se ha señalado desde hace más de un año, un crimen de Estado.

Pero lo más indignante es que los diputados hayan dejado que Cienfuego diejara esas mentiras sin confrontarlo y sin mostrarle que estaba mintiendo. Una simple búsqueda de Google hubiera bastado para encontrar la nota sobre los cascos azules.

Al no cuestionarlo, los diputados se convirtieron en cómplices de las mentiras de Cienfuegos.

Y una de dos: o lo hicieron por ignorantes o por solapadres. Cualquiera que haya sido la opción, deja lamentablemente claro la incompetencia de los diputados y su falta de tamaños.

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