domingo, 31 de marzo de 2013

El Evangelio Según el Chamuco

Es una subsecretaria guey!
Te caeran contratos para la
carpinteria chilera esa que
tiene tu familia.

Por el Lic. Mefistófeles Satanás

Hijos Míos:

Han de saber que yo anduve brigadeando con Chucho en aquellos días.  En efecto, hasta lo trate de voltear,  le ofrecí que se uniera a los “Chuchos”….

--Mira, cabrón –le dije al barbón--.  De perdida te toca una subsecretaria.  Y esa carpintería chilera que tiene tu familia, pos hasta podemos hacer que le caigan unos contratos del gobierno de Cesar.

Pero ya saben, el barbón era muy terco.

--Nel, vade retro pinche chamuco.  Dale para atras Menfis.

Ni modo, Chucho quería a huevo acabar de estrella de película de Mel Gibson.  El caso es que, revisando mis notas, tengo unos apuntes que califican para el evangelio de Satanás.

I. Jesús y la Mujer Horrorosa



En aquel tiempo, encontrose Jesús con sus discípulos en un lugar donde unos políticos juzgaban a una mujer horrorosa...

--Esa cabrona me pidió 20 millones mensuales para el PANAL--acuso un veracruzano.

--Esas son camunlias! Exijo una audotirria al ISSTE! --contesto la mujer horrorosa.

Jesús confronto a los políticos.

--Y quienes de ustedes no han hecho tranzas? El que no las haya hecho que aviente la primera piedra.

En esto se presentó una gran multitud de gente del pueblo y, oyendo las palabras de Jesús, levantaron piedras y empezaron a apedrear a todos los políticos pues ellos NO hacían las tranzas sino que eran los que las pagaban y por lo tanto estaban libres de pecado.

Esta es la palabra de Dioj

II. Jesús y el Poeta

En aquel tiempo Chucho se encontró en el camino a una procesión encabezada por un poeta. 

--Adonde vais poeta? --le pregunto Jesús. 

--Es que estamos hasta la madre y le haremos saber eso al Cesar.

--Excelente --dijo Jesús--. Bienaventurados los que tengan huevos para defender al pueblo.

--Bueno, no le voy a hablar golpeado. Es más, pos hasta lo voy a abrazar.

--Retiraros de mí --dijo Jesús.

--Por qué? Que pedo encontráis conmigo? --pregunto el poeta

--Es que yo curo leprosos, revivo muertos, hago vino, alimento a multitudes, pero a naiden le puedo quitar lo hipocrita.

Esta es la palabra de Dioj.

III. Jesús y la Multitud Hambrienta

En aquel tiempo, Chucho y sus discípulos encontraron una gran multitud hambrienta y jodida. 

--¿Adonde vais señores?  --les pregunto Jesús

--vamos a las casillas a votar.

En eso se acercaron centuriones de la ASE y le hablaron bronco a Jesús y los discípulos

--No se metan en lo que no les importa cabrones o los vamos a desaparecer.

Pero Jesús era terco.

--Esperad --les dijo Jesús a los jodidos--.  Yo con tan solo un pedazo de pan os alimentare y no perderéis vuestra dignidad aceptando lo que os doy.

--¡No! --dijeron los hambrientos-- preferimos las despensas aun si solo duran una semana y tendremos seis años de hambres.  Incluyen pan y tortillas viejas y también frijol podrido y además nos van a dar unos tinacos y 500 varos.

A lo que contesto Jesús:

--Pos ni modo, el que nace pa maceta no sale del corredor.

Esta es la palabra de Dioj.

IV. Jesús y el Aspirante a la Purpura

Encontrose Jesús y sus discípulos a los sirvientes de un poderoso.

--A ver, cabrones, únanse que va a hablarles el licenciado.

--¿Cuál licenciado?  --pregunto Jesús

--Es miembro del gabinete del Cesar.  Aspira a la purpura.  Ustedes apláudanle y les daremos su despensota.

Jesús y sus discípulos ya tenían días en el camino sin un triste pedazo de pan que Chucho hubiera multiplicado.  Ansina que no tuvieron problema en detenerse y descansar un rato y oír al fulano.

--¡Hermanos!  --dijo el aspirante.

El aspirante vestía una toga de Saville Row, collares de oro, y guirnaldas de platino.  La multitud que lo oía, incluyendo Jesús y sus discípulos, eran puro jodido vestidos apenas con trapos lamparosos.

--Suena a manada –contesto Santiago.  Los otros discípulos lo recriminaron pues no querían perderse su despensa.

--Sepan que con seis mil sestercios ustedes ya pueden aspirar a poseer una villa en Cesarea, esclavos griegos que sean tutores de sus hijos, y hasta pagar una cuadriga del año.  ¡He dicho!

--¡Aplaudan cabrones!  ¡Viva el licenciado! --los conminaron los sirvientes del gran señor.

Pero Jesús se paró ante el aspirante y le dijo en su cara:

--¡No la chingue! ¡Usted miente!  Maldigo a los pendejos que creen que el pueblo es pendejo.  Bienaventurados los que le hablan con la verdad al pueblo pues tendrán hueso en el reino de Dios.

Por culpa de lo que dijo Jesús no les dieron despensa y los discípulos pasaron hambre esa noche.

--Ya ni la chinga, jefe, digo, con todo respeto, --le murmuro Pedro.

--No estén chingando porque no tragaron hoy.  Mira a los zopilotes.  Siempre les cae carroña.  Si no es un animalito muerto es un descabezado que tiran en el monte.  No os preocupéis.  Dios proveerá.

Esta es la palabra de Dioj

V. Jesús en el Reten de los Romanos

En el camino a Jerusalén Jesús y sus discípulos fueron detenidos por un retén de romanos.

--¡De rodillas hijos de la chingada! –les ordenaron los legionarios a punta de spata.

--¡Semos gente de paz!  --gimió Jesús sintiendo como la punta de la spata le amenazaba a abrirle el buche.

Como respuesta le dieron un putazo y escupió varios dientes.  Jesús no fue tan pendejo de poner la otra mejilla.

En eso se vio una cuadriga marca Hummer  aproximarse.  Iba escoltada por legionarios a caballo y adentro se veía al jefe del Sanedrin, Norberto Ben Maciel, conocido fariseo.

--Si se mueven les ensartamos las espadas –amenazaron los legionarios.

Jesús y sus discípulos no tuvieron más remedio que intentar no moverse mientras la cuadriga de Norberto paso levantando polvo.  Los legionarios hasta se le cuadraron al pasar la nave.

Ya que paso el prelado los legionarios dejaron que Jesús y sus discípulos siguieran su camino, no sin haberles robado las pocas posesiones que tenían.

Ya a una distancia del retén Jesús sentencio:

--En verdad os digo que es más fácil que una Hummer acorazada pase por el ojo de una aguja a que uno de esos cabrones entre al cielo.

Esta es la palabra de Dioj.

VI. Jesús en el Mol del Templo

Llegó Jesús y sus discípulos a Jerusalén y, como judíos devotos, lo primero que hicieron fue ir al templo.

Para su sorpresa tuvieron dificultades en entrar a un “mol” que había sido construido frente al templo.  Los cadeneros no los querían pasar “por tener pinta de nacos”.  Pero al fin lograron entrar.

--¿Por qué hay tanto mercader aquí? –Preguntó indignado Jesús--.  Venden puras porquerías traídas de oriente.  Y no hay ninguna tienda con nombre arameo.  Con razón la industria nacional vale verga.

--Oste dice jefe si les damos cuello –amenazo Pedro.

--Nel, los invitare a que ahuequen el ala.  Esto es intolerable.

Jesús se dirigió a uno de los comerciantes.

--¡Desecrais el templo vendiendo playeras de Michael Jackson!

--Mira, pinche hippie, ¡semos del CCE y tenemos los permisos!

Otros mercaderes oyeron la discusión y se juntaron.

--¿Qué pedo trae ese cabrón?

--¡Ya nos mochamos con el municipio! 

Jesús no se aguantó la ira y le dio una patada al tendajo,  esparciendo porquerías chinas y artículos piratas.

--¡Largaos de aquí cabrones!  ¡Esta es la casa de Dios!

Se armó un desmadre.  Los mercaderes trajeron a sus esbirros.  El líder de los locatarios alzo la alarma.  No tardaron en presentarse unos romanos que mando la delegación.  Como, en efecto, los mercaderes se habían mochado ya con el municipio se sentían protegidos y le pusieron una putiza a Jesús y los discípulos. 

Fue muy afortunado que a Jesús y sus discípulos solo los sacaran a patadas de la ciudad y que no acabaran en las mazmorras.

Jesús tuvo que hacer milagros para curarles la hinchazón y chichones a sus discípulos.  Pedro le pregunto:

--¿Cómo es posible, maestro que esos cabrones abusen de esa manera?

--Ni modo, Pedro, son “inversionistas” y hacen lo que se les hincha.  Dadle al CCE lo que es del CCE y a Dios…que te vaya bien.

Esta es la palabra de Dioj

VII. Jesús y las Drogas

Después de la última pachanga Jesús les dijo a sus discípulos:

--Si está escrito que me va a llevar la chingada pos más vale ponernos pachecos, ¿no creen?

--Es buena idea, maestro –dijo Pedro.

--Bien, jálense para las narcotienditas y tráiganse lo que encuentren.  Yo aquí los espero en Getsemani.

Fueron llegando poco a poco los discípulos y tocando en el portón del jardín.

--¿Quién es? –pregunto Jesús.

--Maestro, soy Pedro, traje mariguana.

Y así fueron regresando los discípulos.

--Maestro, soy Santiago, traje talquito sin cortar, del que se zampa López Droguira.

--Maestro, soy Lucas, me vendieron jeringas y heroína.

Los discípulos estaban ya “viajando” cuando se oyó tocar en el portón.

--¿Quién sois? –pregunto Jesús con voz ya estropajosa.

--Maestro, soy Judas.

--Pásale, Judas, ¿Qué traes cabrón?

--¡¡¡TRAIGO A LA PGR CABRONES!!!!  ¡¡¡TODOS CONTRA LA PARED!!!!

Esta es la palabra de Dioj

VIII.         El Juicio de Jesús

Jesús fue llevado ante el cesar romano.

--Jefe, --le murmuro Pedro--, despreocúpese, ese cabrón quesque tiene las manos limpias y lo juzgara derecho.

Pero Jesús conocía bien la justicia terrenal y el corazón de los hombres.

--¡Ay Pedro!  En verdad os digo que antes de que salga el noticiero te deslindaras de mi tres veces.

En efecto, el cesar se daba muchos baños de pureza aunque estaba en evidente estado etílico.

--Sho, jic, soy muy celoso de la, jic, ley.  ¿De que se le acusa a este cabrón?

El fiscal García Luna leyó:

--Este cabrón es comunista.  Curo leprosos sin pedirles dinero.

--¿Cómo? –pregunto indignado el cesar--.  ¿No sabe, jic, acaso este infeliz que los servicios médicos gratuitos son, jic, paternalismo gubernamental?

--No solo eso.  Creemos que es narco.  Operaba un laboratorio donde hacia vinos sin pagar los permisos.

--¿Hacia vino?  --pregunto con interés el cesar--.  A la mejor, jic, no es tan mal tipo.

--¡Ni madres!  ¡Es un subversivo  y peligro para Palestina!–lo acuso Norberto Ben Maciel, el jefe del sanedrín.

--Bueno, jic, yo tengo las manosh limpiash en, jic, eshto y me las voy a volver a lavar.  A ver, hoy es tradición que, jic, se libere a un preso.   Acabamosh,  jic, de presentar al pozolero que llaman la, jic, Foca.  ¿A quién quieren que libere?  ¿A la Foca o a Jesús?

A pesar de que los del Sanedrin habían traído sus incondicionales el pueblo empezó a pedir que liberaran a Jesús.

--Jefe, --le dijo el fiscal García Luna al cesar pasándole un celular--.  Llama don Joaquín desde Guanacevi.  Quesque quiere que la Foca salga libre. 

--Posh ya oyeron.  El patroncito don Joaquín ya voto.  La Foca ha de ser, jic, su sicario.  ¡Crucifiquen al melenudo, jic!

Hubo indignación en la multitud.  Pedían recuento de voto por voto pero el cesar no los pelo y hasta los amenazo.  Además, los rumores corrían que no solo iban a crucificar a Jesús sino también a todos sus seguidores.  Fue entonces que Pedro fue entrevistado por el noticiero y se deslindó tres veces de Jesús pues el miedo no anda en Foxes.

Esta es la palabra de Dioj.

Epilogo.

A Jesús lo crucificaron y lo fueron a aventar en una narco fosa en el norte con un resto de indocumentados centroamericanos.  De ahí no salió ni a madres.  En México el único que resucita es el PRI y eso es porque ya ven como abundan los pendejos.  Y Pedro y los discípulos, nada pendejos, luego luego se sumaron al partidazo o al PRD Chucho (que es lo mismo).  Hicieron muchos meritos participando en mapacherias, acarreos, y demás prácticas que antes habían denunciado cuando seguían a Jesús.  Fue así que Pedro y los discípulos agarraron hueso (Pedro hasta llego a ser embajador en Hispania) y se hicieron celosísimos "defensores de las instituciones".  Murieron podridos de dinero y la narco fosa esa nunca fue encontrada.

Consumatum Est



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