Estoy de acuerdo con la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de que no se condicione la admisión a la universidad a pasar un examen. Sin embargo, no considero que los exámenes de admisión deban desaparecer. Lo que creo es que deben transformarse en exámenes de aptitudes.
Me explico:
Se supone que alguien que fue a la preparatoria y aprobó tiene el conocimiento suficiente para ir a la universidad. Pero la realidad es que inclusive aprobando la preparatoria hay diferentes niveles de aptitud para diferentes materias.
Por ejemplo; habrá quien salga muy bien en matemáticas y habrá quien apenas pasó la materia. Lo mismo con español, física, química, biología, etc.
Ahora supongamos que alguien a quien no le fue tan bien en matemáticas (pasó con 6, digamos) quiere estudiar literatura, o arte. ¿Tiene sentido que le nieguen el acceso a la universidad si no le fue bien en la parte de matemáticas del examen de admisión? No. Es un despropósito. Si el estudiante tiene aptitud para literatura o arte, negarle la admisión a la carrera de literatura o arte porque no le fue bien en el examen de admisión de matemáticas es una idiotez.
Pero así es como funciona el sistema universitario en México; es un sistema increíblemente idiota que está diseñado para que MENOS gente tenga una carrera universitaria.
Lo que se debe hacer, por lo tanto, es aplicar un examen a los estudiantes que quieren entrar a la universidad, sí, pero no de admisión; sólo para determinar cómo salieron de la preparatoria y determinar qué aptitudes tienen.
Por ejemplo; supongamos que alguien quiere estudiar física, pero no le fue bien en matemáticas en la preparatoria. Obviamente va a necesitar clases adicionales para ponerse al corriente. Se le dan esas clases, se pone al corriente, y mientras tanto toma otras clases que son parte de su carrera que no son tan intensivas en matemáticas. De esa manera puede adelantar en sus estudios de carrera mientras se pone al corriente en las materias en las que necesita mejorar.
De esta forma el incentivo para pasar el examen deja de ser quedar o no quedar en la universidad. El incentivo ahora sería la cantidad de tiempo que les tomaría graduarse. Si tienen que tomar más clases para estar al corriente en alguna materia, entonces les tomaría más tiempo graduarse. Si salen bien, les tomaría menos tiempo.
Obviamente sin el título universitario tomaría más tiempo poder tener un empleo mejor pagado, por lo cual a los estudiantes les conviene terminar la carrera en menos tiempo.
En otras palabras, los exámenes para quienes quieren entrar a la universidad no deben desaparecer, sino transformarse. En vez de de ser exámenes de admisión deben convertirse en exámenes de aptitudes. En vez de usarse para impedir el acceso a estudiantes a la universidad, los exámenes deben usarse para ayudarle al examen a mejorar los huecos de conocimiento que tiene mientras avanza en su carrera.
De lo contrario, si a un estudiante que apenas pasó una materia lo ponen de inmediato en una clase avanzada, obviamente no va a pasarla, se va a frustrar y en una de esas va a abandonar la carrera. Eso tampoco se puede permitir. Pero ocurriría si simplemente se eliminan los exámenes para quienes quieren ir a la universidad, ya que no habría manera de determinar qué nivel de aptitud tiene el estudiante y cómo ayudarle para ponerse al corriente.
Por cierto: en las universidades en Estados Unidos ya tienen ese sistema. Si el estudiante necesita clases adicionales para poder entrar a la clase de cálculo de matemáticas, por ejemplo, no le niegan la inscripción a la universidad. Simplemente le piden que se ponga al corriente tomando clases básicas, ya sea en otra escuela o en la propia universidad, pero mientras tanto sigue estudiando la carrera.
Lo mismo podría pasar en México. Exámenes sí, pero de aptitud, no de admisión, y no para impedir el pase a la universidad, sino para ayudar al estudiante a ponerse al corriente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario