No habían pasado ni 24 horas desde que el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto, y el estatal priista de Eruviel Ávila en Edomex, habían cacareado supuestos grandes logros de su operativo contra la violencia en el Estado de México cuando nos enteramos de que el diputado federal del PRD, Ramón Montalvo, fue baleado en plena calle minetras conducía su auto por Valle de Chalco, Estado de México.
Cinco balazos recibió Montalvo desde otro vehículo que se le emparejó. Uno de los balazos fue en el abdomen. Otros en el pie derecho, mano derecha, brazo izquierdo, y antebrazo izquierdo. Los agresores no fueron detenidos.
Peor aún; De acuerdo con Reforma, el PRD en Edomex denunció que los ataques que han sufrido militantes mexiquenses del PRD han sido sistemáticos, demostrando que la estrategia de seguridad del priista Eruviel Ávila fracasó.
Pero no el fracaso no es sólo de Eruviel Ávila. En el Estado de México se lleva a cabo un operativo federal en el cual participan la PF y la SEDENA precisamente por el incremento de la violencia en el Estado.
En otras palabras, es un fracaso tanto de Enrique Peña Nieto como de Eruviel Ávila.
El problema de los fracasos de Peña y Ávila es que afectan a todos los mexicanos. Fuera del DF, donde la delincuencia ha disminuído, simplemente no se puede vivir en paz en México debido al gobierno fallido de Peña Nieto.
Tanto Eruviel Ávila como Enrique Peña Nieto deben renunciar de inmediato a sus cargos ante lo evidente de su incapacidad e ineptitud para controlar el problema de la inseguridad. Porque si ni los diputados federales pueden salir a la calle sin temor a que los intenten asesinar, menos el resto de los mexicanos.
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