miércoles, 10 de junio de 2015

Respondo a @sladogna sobre el abstencionismo

Por Victor Hernández

Publica hoy nuestro colaborador Alberto Sladogna sobre el abstencionismo en las elecciones del 7 de junio:

Solo votaron por partidos el 47% de los inscriptos en el padrón, mientras que un resto real del 53% no voto. Para conocer la representación real de los partidos que recibieron votos se requiere reatar un 5% de votos anulados al 47% de votantes: solo votaron por partidos el 43% .Entonces, siguiendo las leyes del juego del sistema de representación en el diagrama superior usted puede leer que los resultados reales dan otra imagen de la representación que se atribuyen los partidos desde el PRI hasta Morena. Este hecho real modifica la imagen y la representación simbólica de lo ocurrido el domingo pasado.

RESPONDO:

En elección intermedia siempre hay menos participación electoral que en elección presidencial. Este fenómeno tanto en México como en Estados Unidos y otros países. No es exclusivo de México.

La razón por la cual los electores que votan en elección presidencial no votan en elección intermedia es en parte psicológica y en parte por falta de información y cultura democrática en el electorado.

Una parte del electorado asume que el Presidente es quien es capaz de cambiar todo en un país. Hasta tapar los baches enfrente de la casa del elector, cuando en realidad eso es responsabilidad de las autoridades municipales, no federales.

En ese sentido, se le puede comparar a ese tipo de votante con un niño que cree que su papá o su mamá van a arreglarlo todo por él.

Otra parte del electorado no acude a votar porque nisiquiera conoce cómo funcionan los tres poderes de la únión. No saben quién es su diputado local, ni su diputado federal, ni su senador. Ni se toman la molestia para saberlo a pesar de que hana habido excelentes legisladores entre la mayoría de mediocres en las cámaras.

Creen, de nuevo, que TODO depende del Presidente. El Presidente da la orden y el Congreso obedece. El Presidente da la orden y la Suprema Corte obedece.

Es una postura psicológica de dependencia del poder la de esos electores. Y es además una postura muy cómoda, ya que ni se informan, ni se toman la molestia de participar en el proceso electoral puesto que con que sepan que hay un presidente a quien pedirle o reclamarle todo se dan por bien servidos.

El caso de los anulistas es distinto. No son flojos, puesto que se tomaron la molestia de ir a las urnas a depositar una boleta en la urna. Pueden inclusive tener una amplia cultura política y ser bien informados. Pero su actitud al final es la del berrinche. Su argumento es "al anular mi voto mando un mensaje a los partidos políticos." Es decir, "al hacer una pataleta llamo la atención de mis papás."

La realidad es que los partidos políticos jamás han hecho caso de los "mensajes" de los anulistas porque la ley les da triunfos con los votos que sean. Siendo el caso, los votos nulos no les afectan.

Es más: en 2014 los partidos políticos hicieron algo que demostró lo poco que les importa el voto nulo. Cambiaron la ley electoral para que el registro de los partidos se determine SIN contar a los votos nulos.

Antes, si aumentaba el voto nulo, disminuía la posibilidad de que los partidos pequeños conservaran el registro. Hoy, los votos nulos ya no cuentan para el conteo de votos que determina el porcentaje por partido.

Ese cambio en la ley fue lo que permitió que el PT conservara el registro en estas elecciones. Contando los votos nulos, el PT tuvo 2.87% del voto, insuficiente para conservar el registro. Sin contar los votos nulos, su porcentaje subió a 3.03%, suficiente para conservar el registro.

¿Cuál mensaje pueden mandar los votos nulos si por ley no cuentan?

Hay más: De acuerdo con el PREP, en 2015 salieron a votar 4 millones de personas más que en 2009 y anularon su voto 121 personas menos que en 2009. Es decir, la participación ciudadana en la elección de 2015 fue alta para una elección intermedia.

Los electores castigaron de manera severa al PAN y al PRI, haciendo que perdieran 2 millones de votos cada uno. Castigaron un poquito al PRD, quitándoles 270 mil votos, y al PT quitándole 184 mil votos, pero premiaron a MC dándole 1.3 millones de votos nuevos.

Otro detalle; por primera vez el voto diferenciado realmente hizo -valga la redundancia- la diferencia en varias elecciones.

En Nuevo León, por ejemplo, ganó El Bronco como candidato independiente. Pero el PAN, que quedó en tercer lugar para gobernador, tuvo la mayoría de los votos para diputado federal.

En el DF MORENA tuvo más asambleístas, pero tuvo menos delegaciones y menos votos que el PRD para jefe delegacional.

Y así por el estilo. Eso lo que indica es que el elector está empezando a tomar decisiones no en base a partidos o a lo que le dicen que tiene que hacer, sino en base a lo que decide por sí mismo.

A lo que voy con todo esto es a que no se puede desdeñar a los partidos políticos sólo porque hay electores que creen que la democracia es sólo elegir a un presidente.

No se puede alegar que los partidos no representan al que no quiere participar en el proceso electoral por ignorancia o por comodidad. O que no representan al que anula por berrinche y por no tener la entereza de participar en los procesos democráticos que pueden corregir los problemas que hay en los partidos.

Los partidos políticos en México, al final, nos representan a todos porque el dinero que reciben del INE es el dinero de todos. Y tanto el PRI, como el PAN, como el PRD, como MORENA, en ese sentido, son empleados de todos los mexicanos, como lo son los funcionarios electos.

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