Reuters publicó ayer un reporte muy grave sobre un complot de varios países contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador por estar inconformes con la política energética de su gobierno.
Representantes de gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania, España e Italia, se reunieron en la embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México para hablar en privado sobre sus "preocupaciones" por la política energética de López Obrador.
¿Qué es lo que realmente les pica a estos países? Esto:
Una disputa (de los países quejosos) en particular se centra en el derecho a operar un gran yacimiento marino en las áreas que tiene la empresa estatal Petróleos Mexicanos y un consorcio de inversionistas privados.
En otras palabras, lo que les molestó es que no van a poder llevarse el petróleo gratis, como les permitía el PRIAN con su reforma energética.
Otro asunto que les molesta es que la Comisión Federal de Electricidad redujo incentivos para que entre capital privado en proyectos de energía renovable. Pero no les molestó porque fuera una medida anti-ecológica, sino porque empresas de Estados Unidos y Europa pusieron fondos de pensiones en las empresas de energía renovable. Si no hacen dinero en México, esos fondos pierden valor.
Tomen en cuenta esto porque la última vez que hubo un complot en la embajada de Estados Unidos contra un gobierno mexicano fue en 1913 para derrocar a Francisco I. Madero. Y se dio en condiciones simiilares. El gobierno de William Howard Thaft estaba en último año de gobierno y su embajador decidió apoyar un golpe de estado para poner a Victoriano Huerta en el poder. A los meses entró Woodrow Wilson al poder y se opuso a Huerta, pero el daño ya estaba hecho.
Cuando ocurrió lo de Huerta, Estados Unidos estaba molesto porque Madero metió a raya a las empresas ferrocarrileras de Estados Unidos, exigiéndoles que emplearan a personal mexicano y que pagaran impuestos.
No es poca cosa lo que está pasando. Y si la derecha se pone del lado de Estados Unidos, Canadá, y los países europeos, en vez de apoyar al gobierno de AMLO, dejarán claro una vez más que son unos apátridas y unos golpistas.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, desde luego, debe responder de manera firme. El Canciller Marcelo Ebrard debe emitir una postura pública ante estos hechos y debe señalar que las decisiones sobre los recursos naturales del país corresponden única y exclusivamente a los mexicanos, y que el país rechaza cualquier intento de intervención de otros países.
Sobra decir que si esta situación está ocurriendo es por culpa de la reforma energética que aprobó el PRIAN en 2013 y 2014, y que prácticamente le entregó el petróleo al extranjero sin que México recibiera beneficios ni aumentara su producción petrolera luego de que se pusieran en práctica las medidas privatizadoras.
Así que los responsables de que esto ocurra son también los medios que apoyaron la reforma energética.
Si AMLO quiere ponerles un buen estatequieto, debe suspender TODA la publicidad oficial y usar ese dinero para impulsar al sector energético por medio del Estado.
De lo contrario, si nada ocurre, el problema será peor para AMLO, ya que al no mostrar firmeza ante los ataques contra el país, la derecha lo verá como una oportunidad para darle un golpe de estado.
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