Ayer por la mañana un grupo de encapuchados pretendió bloquear el acceso a la facultad de Derecho de la UNAM. No pudieron, así que le arrojaron pintura a maestros y directivos. Luego se fueron huyendo al auditorio Justo Sierra, tomado desde hace 21 años por gente completamente ajena a la UNAM sin que ningún gobierno de tres partidos políticos distintos se haya tomado la molestia de sacarlos de ahí pese a que se trata de una invasión ilegal de un inmueble público.
Horas más tarde, encapuchados prendieron fuego a una de las entradas a la Rectoría de la UNAM. La foto, publicada por Reforma, es realmente alarmante, ya que una cosa es hacer pintas y romper vidrios, que son reemplazables, pero otra es causar un incendio que puede costar vidas humanas y poner en riesgo el acervo histórico de la UNAM que está en rectoría, incluyendo tesis de miles de egresados resguardadas desde hace décadas.
¿Qué esperan entonces las autoridades de la UNAM y el gobierno federal para ponerle un alto a los encapuchados? ¿Que haya muertos a causa de un incendio?
"No me van a cucar," seguro dirá el presidente Andrés Manuel López Obrador para lavarse las manos. Y se equivocará, ya que el asunto no es con él, sino con el riesgo a las vidas humanas de la gente que trabaja en rectoría. AMLO no puede decir "no me van a cucar" cuando lo que está en riesgo es la vida de las personas.
NO hay argumento legal para que el gobierno federal intervenga en la UNAM, tanto para detener a los vándalos como para desalojar el auditorio Justo Sierra. La autonomía de la UNAM sólo se refiere a su programa de estudios, no a las labores de seguridad pública.
Cuando se trataba de pintas y vidrios rotos no había justificación para que no se detuviera a los vándalos, pero hubo tolerancia porque finalmente las pintas se limpian y los vidrios se reemplazan. Pero no hay manera de reemplazar ni las vidas humanas que estarían en riesgo en un incendio.
Inclusive si sólo se tratara del archivo de documentos que hay en la UNAM se trataría de una pérdida invaluable, ya que se trata de la historia de muchísimos estudiantes que han construido la historia misma de la UNAM, que es parte indeleble de la historia de México.
¿O qué sigue? ¿Esperar a que a los porros se les ocurra llevar armas de fuego? ¿A que secuestren a alguien? ¿A que alguien muera en un incendio?
Si quieren protestar, perfecto; que protesten. Pero lo que hicieron ayer no fue protesta. Fue un acto de terrorismo que puso en riesgo la vida de gente inocente.
AMLO no puede seguir tolerando eso. No se trata de su imagen. Se trata de proteger la vida de los demás.
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