domingo, 3 de febrero de 2013

Testimonios de la Expropiación Petrolera

Si los pueblos NO recuerdan su historia cualquier hijoeputa le ve la cara de pendejo.








El pueblo mexicano dono todo lo que tenia para pagar la deuda petrolera.
PEMEX ya tiene dueño: el pueblo de México!

Ladillas - Como Minatitlan Hundio al Hood

Por el Lic. Mefistofeles Satánas

Inmediatamente después del anuncio de la expropiación petrolera decretada por el general Lázaro Cárdenas, se reunió de emergencia el gabinete del gobierno de su majestad británica.  La expropiación había mandado a la chingada a empresas británicas muy importantes, como El Águila.  Era inaceptable que unos indios trataran así los intereses de los súbditos de su majestad.  ¡El ejemplo podía cundir en las colonias del imperio!  Había que escarmentarlos.

En el curso de la reunión, el primer ministro, Sir Neville Chamberlain, decidió que la flota británica partiera de Scapa Flow.  Iría encabezada por el acorazado mas poderoso del mundo en esos momento, el Hood, un coloso de 40,000 toneladas con 8 cañones de 15 pulgadas.  Acompañarían al Hood el crucero Dorsetshire y buques de apoyo.  El plan era que la flota entraría en el Coatzacoalcos, bombardearían Minatitlan, y desembarcaría una brigada de los Royal Marines para tomar la refinería.

El almirantazgo objeto.  El Hood estaba programado para entrar a los astilleros de Clyde para llevar a cabo el refuerzo de la armadura que cubría sus pañoles de municiones.  Por error de diseño el Hood era vulnerable en ese punto.  ¿No podrían mandar otro buque en lugar del
Hood?

Chamberlain, hombre terco y vanidoso, descartó las objeciones del almirantazgo.  El Hood era el símbolo del poderío británico.  ¿Que mejor que el Hood para hacer un escarmiento de los mexicanos?  Y ciertamente la flota mexicana, unos tristes cañoneros que si soltaban amarres se hundían solos, no iban a ponerlo en peligro.  El Hood, ordenó Chamberlain, iría al Coatzacoalcos.  Ya habría tiempo después de reforzar su coraza.

Cárdenas ordeno al ejercito mexicano que se empezara a atrincherar a lo largo del Coatzacoalcos.  El ejercito sabia que derramaría ríos de sangre bajo el bombardeo británico antes de poder responder pero no había de otra.  Los soldados mexicanos se harían matar con tal de rechazar al invasor.

Por lo que toca a la flota mexicana, el cañonero Guanajuato fue fondeado en Minatitlan.  Comparado con el Hood el Guanajuato era un cachorrito.  Sus cañoncitos no iban a hacerle mella al Hood.  Era además viejísimo pues don Porfirio lo había comprado de desecho a
Guatemala, la cual lo habia comprado a Argentina, la cual lo habia comprado a Italia.  Ya se imaginaran como estaba el Guanajuato.

El Hood en realidad ni siquiera tenía que entrar en el Coatzacoalcos.  Podía quedarse en el golfo y bombardear con impunidad pues sus cañones tenían un alcance de 20 kilómetros.  El plan del comandante del Guanajuato –si no lo hundía antes el Hood— era embestir a todo vapor los transportes que llevarían a los Royal Marines y ahí que Dios decida.  Total, el cañonero no hubiera aguantado la marejada en la bocana de todas maneras.

Se empezaron a hacer planes para evacuar a los minatitlecos y evitar una matanza de inocentes.  Pero no había garantía de que se podrían mover a todos los civiles y hacerlo a tiempo si la flota británica se presentaba sorpresivamente.  Seguramente morirían mujeres, niños, y ancianos.

No faltarían los traidores de siempre.  Los petroleros extranjeros, entre los que se encontraba Prescott Bush, el abuelo del que fue presidente, ya empezaban a reclutar a un grupo de ex terroristas cristeros para que minaran al gobierno mexicano.  El plan seria que con ayuda de las armas extranjeras estos traidores encabezaran un gobierno dispuesto a revocar la expropiación.  Unos meses después este grupo de traidores fundaría el PAN.

Sin embargo, la diplomacia mexicana, que entonces no era sumisa y agachona, hábilmente había logrado convencer al presidente yanqui, Roosevelt, que dejara las cosas por la paz.  Don Franklin se había vuelto medio rojillo cuando asumió la presidencia: ante la horrible
crisis causada por la depresión estaba convencido que solo aplicando medidas socialistas podría reactivar su economía y salvar el capitalismo estadounidense.  Habían entonces simpatías entre Roosevelt y Cárdenas.  Así fue que la diplomacia mexicana logro que EEUU
presionara a Gran Bretaña para que no zarpara la flota.

El caso es que la partida de la flota se dilató mientras los políticos se cruzaban telegramas.  Y luego se desencadenó la crisis por Checoslovaquia.  Chamberlain fue a darle las nalgas a Hitler en Munich.  Pero Europa seguía convulsionada.  En España seguía la matanza.  Si Alemania empezaba la guerra (como ocurrió un ano después) no seria aconsejable tener al Hood inmóvil en un astillero dentro del radio de acción de la Luftwaffe.  Con tanta crisis, el Hood no entro al astillero de Clyde y la coraza de su pañol de municiones nunca se reforzó.

Al estallar la segunda guerra mundial, las simpatías de los minatitlecos eran obviamente por Alemania.  Ellos no sabían ahí del holocausto judío o de lo cabrones que eran los teutones.  Lo que si recordaban era la manera déspota con que los británicos trataban a sus trabajadores mexicanos, como los extranjeros vivían como reyes explotando el petroleo mexicano, y que Gran Bretaña había amagado con bombardear la población.  Así pues, si Alemania les estaba partiendo la jeta a los británicos, pos ¡viva Alemania!

En mayo de 1941 el acorazado alemán Bismarck tuvo un encuentro con el Hood en aguas de Groenlandia.  Después de un par de salvas un obús alemán entro de lleno en el pañol de municiones cuya coraza nunca había sido reforzada.  El obús alemán detonó los cientos de obuses de 15 pulgadas que ahí se guardaban.  Cada uno estaba lleno con cientos de kilos de amatol y pesaba tanto como un auto compacto.  El pañol estalló y el Hood se partió en dos.  Solo se salvaron tres marinos.Murieron 1500 hombres, incluyendo al jefe de la escuadra, el almirante Holland.  Esa noche hubo fiesta en Minatitlan.


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