martes, 27 de enero de 2015

Votar, es votar al crimen político @sladogna


No fueron miles como el 20/11/2014, pese a ello fueron más de los que se esperaban -desde los organizadores hasta el desgobierno- en el primer mes de 2015. Recordar pasaron semanas sin convocar, se inicia la cuesta de enero, febrero y otras, pasaron  semanas sin convocar, las universidades están vacaciones, y los contingentes  de movimientos sociales fueron  pero dispersos. La marcha reunió a los jóvenes del Politécnico con los de la UAM,  de la UNAM, las preparatorias, más las escuelas privadas, fue relevante el lugar de los alumnos de la Ibero, con un caudal de participantes más que notorio. Pasaron listas las enfermeras, los médicos


Felipe de la Cruz, el vocero de los padres, a nombre de los normalistas y los familiares lanzó una constatación dura:Votar, es votar por el crimen organizado” en Guerrero, no fue necesario que de una prueba, el PRD la ofreció y ofrece a quien la quiera ver: el hijo del ex Gobernador Aguirre es promocionado por él y ese partido como candidato para Acapulco. Es un dato duro que alcanza al conjunto del país. 

El crimen político, una forma de crimen organizado, impera en cada unos de los partidos políticos -desde el PRI hasta el Morena. Si se vota hacen fraude, si se vota y si gana ese o aquel candidato defraudará pues prometió algo que no será lo que lleve a cabo, el sistema así funciona, rompen las promesas y quedan impunes. Si  es así, no ir a votar dejará que otros ganen las elecciones, en efecto será así con una diferencia: no se avala con votos (a favor o en contra) al crimen político que en la actualidad tiene el conjunto de los pelos de la burra electoral en sus manos. Si "Votar, es votar por el crimen organizado", es una opción ética-estética, incluso no será una opción de mayorías, en esos terrenos y ante lo que nos toca vivir, las mayorías  o minorías no cuentan.  A diez millones de televisores no se los derrota al ir a votar, al contrario, votar los convalida. 


Sobre advertencia no hay engaño. Se dirá "Pero no hay condiciones de conciencia" para dejar de ir a votar, entonces, es hora de aceptar: Nunca hay condiciones, ni buenas ni malas, cuando se decide a cambiar algo: quien espera el buen momento o las buenas condiciones no hará ningún cambio.



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