Realmente los únicos en el PRD que sabían lo que decía el llamado "Pacto por México", puesto que no se lo informaron a nadie más en el partido, eran los chuchos.
Y han sido los chuchos, empezando por Jesús Zambrano, quienes han defendido la firma del pacto y recriminado a quienes han rechazado firmarlo.
El argumento que usan los chuchos es de plano una ofensa a la inteligencia. Mire usted:
Según Nueva Izquierda, se debe de firmar el pacto del PRI para darle a México las reformas que necesita.
Según los paleros de la dirigencia de Nueva Izquierda, como Fernando Belauzarán, el pacto se debe aprobar porque contiene propuestas de la izquierda.
Lo que no dicen los chuchos, ni sus paleros, es que el tal pacto también incluye la privatización de Pemex.
Y privatizar Pemex es un precio demasiado alto para que se aprueben las propuestas de la izquierda.
Primero, porque las propuestas sociales de la izquierda no son un premio ni una dádiva; son meros ejemplos de justicia social. El gobierno federal, del partido que sea, debería aprobarlas sin que tuvieran que pedirle que lo hicera simplemente porque esa es la función del gobierno: procurar el bienestar de toda la población.
Segundo, porque si se privatiza Pemex, hay menos prespuesto para gasto social. Si hay menos presupuesto para gasto social, entonces se tienen que recortar programas sociales.
Y si se recortan los programas sociales, o se suben los impuestos, de todos modos la IP ta entra a operar a Pemex con la privatización.
Por lo tanto, es un absurdo que Nueva Izquierda esté promoviendo este pacto, cuya única intención es intentar legitimar a Peña Nieto.
¿Para qué se ponen de facilotes los chuchos entonces? Mejor que le hagan la vida de cuadritos a Peña Nieto con la advertencia de que o aprueban las propuestas de la izquierda en el congreso, o seguirán las protestas contra el del copete.
Eso le daría mucho más valor y autoridad moral al PRD ante un electorado que ya lo ve con malos ojos y se quiere ir a MORENA.
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