jueves, 6 de septiembre de 2012

La carta que le haría a Rosario Robles


Sinduda habemos muchos y muchas simpatizantes de las ideas de izquierda con ganasde exponerle un centenar de cosas a la señora Rosario Robles, sin embargo quizáella nuca llegué a escucharlas todas y muy probablemente le importen muy poco,  por eso el desahogo en los medios anuestro alcance no es una mala alternativa. Supongamos que tenemos en esteinstante la oportunidad de dirigirle unas cuantas palabras. En este ejerciciosin duda yo le diría:

SeñoraRosario,

Ustedafirma que en Twitter y en otros espacios le han llovido insultos y argumentosque no son de “altura” y sin fondo, lo cual no niego del todo. Estoy en totalacuerdo que jamás debemos criticar a algún ser humano por su vida privada ymucho menos por sus relaciones sentimentales. Suscribo que progresaremos comosociedad y como hacedores de política cuando en la arena pública dejemos demedir la impresión  de formadespectiva de las mujeres con las tres P´s ( Puta, peinado y peso).

 Me irrita realmente, que la critiquenpor su vida personal(que es libre y autónoma) y nos por sus ideas y actuarpolítico en la vida pública; pero al igual incomoda la incongruencia y falta deconvicción con la que se ha manejado usted señora; pues cuando con sólorecuerdos de lecturas, opiniones e impresiones recuerdo a aquella mujerempoderada que fue jefa de gobierno en nuestro Distrito Federal, que rompió elesquema de la “mujer de la casa” o de la dócil dama, aquel rostro de mujer que reflejabaideales de izquierda sin limitarse a algún género, aquella mujer que cuando yo tenía9 años de edad me hizo imaginar y exponerle a mi salón de clases de cuarto deprimaria de forma convincente que cuando yo fuera grande quería ser una gran líderque ayudara a la gente. Y luego ¿Qué pasó?

Mepreguntó qué le pasó señora, ahora sale de nuevo a la luz pública siendo muchode lo contrario por lo que la ubicábamos en la izquierda mexicana, sale amostrar y querer poner sobre la opinión pública rencores contra adversariospolíticos y resentimientos personales. Se une al equipo de el señor EnriquePeña Nieto, lo cual no crítico de forma, pues el querer aportar a nuestro paíscon nuestro granito de arena es algo que está en el corazón de muchos y muchasde las personas que vivimos en México; pero ¿Por qué no le dijo nada a suactual jefe cuando dijo “que el no era de la señora de la casa”? ¿Por qué no leha hecho un reclamo y una exhortación a quien fue gobernante en el Estado conel mayor número de feminicidios y además ahora llama a su procurador deentonces a unirse al equipo del gobierno federal? ¿Por qué si se dice deizquierda permite que la gente de su equipo menoscabe la democratización queMéxico pide a gritos? ¿Por qué se tiene que convertir en una fiel militante del“peñismo” de forma ciega sin cuestionar ninguna de las decisiones y accionesque han lastimado a la democracia en construcción?

Nojustifico a ninguna de las otra fuerzas políticas de las malas prácticaspartidistas que imperan en nuestro sistema político mexicano, sin embargo creoque si nos equivocamos, tenemos que aprender a reconocerlo, reponerlo y nomentir para salvar el interés personal sobre los ideales colectivos. Eso no lohace ninguna líder que realmente simpatiza con la izquierda, es más no lo haceninguna persona que sin importar ideología tenga en su principios los mínimosde ética y que se preocupe por la mejora de nuestro país. Al parecer se haequivocado al forzar los ideales de izquierda para que encajen en unalegitimidad añorada por la próxima administración federal, que mucho le costaráconstruir. 


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