domingo, 12 de marzo de 2023

Vean: La diferencia entre inteligencia y espionaje es la intención, pero en la derecha no lo dicen para hacer golpeteo

Por Victor Hernández

Durante décadas los gobiernos del PRIAN usaron el aparato de estado principalmente para espiar a a opositores. Llegó la 4T al poder y eso se acabó. Ya no CISEN, ni hay fichas de opositores, ni nada de eso que el PRIAN sí hacía.

Pero como la derecha quiere difundir la mentira de que "todos son iguales" ahora está haciendo circo porque el ejército uso el spyware Pegasus para investigar a Raymundo Ramos, quien es activista de derechos humanos en Tamaulipas, en el año 2020.

¿Fue eso espionaje? Pues no. El ejército tiene la obligación de llevar a cabo labores de inteligencia. Si el ejército detecta que alguien podría estar coludido con el narco, por ejemplo, tiene la obligación de investigar.

"Pero es que lo espiaron cuando AMLO ordenó investigar una ejecución extrajudicial del ejército luego de que Ramos denunciara los hechos," dirán algunos. Pues sí. Pero el detalle es este: Si de verdad hubo una intención de afectar a Ramos o de encarcelarlo, nunca ocurrió. Durante 3 años desde que se le investigó nunca se le hizo nada.

ESA es la diferencia entre espiar y hacer inteligencia. El espionaje del PRIAN buscaba maneras para afectar a opositores. La inteligencia del ejército con la 4T simplemente investigó, no encontró nada, y dejó el asunto por la paz.

Y miren que hay mucha gente en la derecha a quienes se les debería investigar por sus nexos con Genaro García Luna. Pero no. No se usa el espionaje contra opositores.

Ahora bien, siendo objetivos sí me parece que el Presidente Andrés Manuel López Obrador debe poner mucha atención al tema de la inteligencia y girar órdenes para que ningún militar se exceda. Si existe cualquier indicio de que se usaron herramientas de inteligencia de manera indebida se debe remover a quienes las hayan utilizado mal y se les debe reemplazar con personal que no se vaya a exceder.

Creo que eso le daría certidumbre a todo el mundo y, como mínimo, le quitaría a la derecha el cuchillito de palo para estar de chingaquedito.



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