martes, 25 de noviembre de 2014

¿Fosa común, vida en común? por @sladogna

(Aquí transcribo fragmentos de un texto:  La comunidad y su violencia: la fosa común y el detrimento de la vida en común deOscar Moisés Romero Castro)
Es esta fosa que tiene cuerpos encimados, cadáveres acallados bajo tierra ¿Por qué fosa común? Tan degradado y desgarrable se ha vuelto este concepto de lo común, del cual surge una necesidad para designar una fosa común, que fronteras separan los conceptos de fosa común y comunidad ¿Cuál es la diferencia?


Se atiende por lo consiguiente a la singularidad que en líneas anteriores habíamos dejado suspendida, ante la ratificación que por lo demás una comunidad deberá contemplar la singularidad y la cual la entendemos, como el ejemplo de la fosa común que da lugar a esa singularidad de hecho, como afirma Agamben:

Por una parte, todo ejemplo viene tratado, de hecho, como un caso particular real; pero, por otra, se sobreentiende que el ejemplo no puede valer en su particularidad. Ni particular ni universal, el ejemplo es un objeto singular que, por así decirlo, se hace ver como tal, muestra su singularidad”.


La fosa común con su disparidad singular, ensordece con su silencio. Nótese que hablar de este silencio o el silenciamiento de los singulares-cadáveres encimados, no es por el simple hecho que se les ha acallado la voz, encimándolos unos con otros, sino que una fosa común, no guarda aproximación, los cadáveres no están próximos, son continuos, hay destazamiento, fragmentación es un choque de espaciosidad con espaciosidad, de cuerpo con cuerpo, espaciosidad se entiende que guarda un equivalente con el cuerpo, donde se echa por tierra una vez más la supuesta frontera entre el sueño individual y el sueño colectivo.

La complicidad de estos hechos históricos están ahí donde la singularidad cualquiera, es acallada o consumida por la normalización de la violencia,[a colación tenemos todos los relatos de Primo Levi recordemos el estupor que remarca:

“No hay prisioneros que no recuerde, y que no recuerde su estupor de entonces: las primeras amenazas, los primeros insultos, los primeros golpes no venían de la SS sino de los otros prisioneros, de «compañeros», de aquellos misteriosos personajes que, sin embargo, se vestían con la misma túnica a rayas que ellos, los recién llegados, acaba de ponerse.”

Resignificar el problema de la comunidad en el siglo xxi, es referirnos a encontrar una estructura en donde se tome en cuenta una explicación de los expolios de violencias que se están hoy propagando por todo el orbe, así la explicación de Primo Levi, de que aquellos que lanzan los golpes son los más próximos, aquello que lanzan los golpes de unos a otros son la continuidad de los iguales donde no hay diferencia alguna. El crimen organizado en México, resulta ser, que repite la misma estructura de violencia, más allá de surgir un orden y condiciones sociales, históricas, económicas y eventuales que permearan en Alemania por su parte el nazismo y en México el Crimen organizado, llevan dentro de sí el Estado de excepción que se nos muestra desocultado en las fosas comunes.

Unas de las tesis más exuberantes de Giorgio Agamben —de la cual nos apropiamos— es precisamente que el Estado de excepción como estructura política fundamental en nuestro tiempo viene a ser una regla, por el motivo que cualquiera puede darle muerte a cualquiera: “Cuando nuestro tiempos ha tratado de dar una localización visible permanente a eso ilocalizable, es resultado ha sido el campo de concentración. No la cárcel sino el campo de concentración es, en rigor, el espacio que corresponde a la estructura originaria del nomos. (…) El campo, como espacio absoluto de excepción, es topológicamente diverso de un simple espacio de reclusión.”

El lager al que hace alusión Primo Levi y la guerra contra el narco, los genocidios dejan fosas comunes, da la posibilidad de introducir una afirmación acerca de la materia de seguridad de la política contemporánea. Que es inevitable un fenómeno como Auschwitz o un genocidio en [Ayotzinapa] e inclusive cualquier evento con magnitudes mayores a las de Auschwitz. Enseguida si este fenómeno apareciera no se podrían evitar; porque la violencia cuando viene a ser normalizada como la esencia de la política, no dejará de usar violencia para que salga avante la política o se logren sus objetivos en materia de seguridad.

“En el Estado de excepción contemporáneo eso que llamamos poder constitutivo hoy por hoy, su base para subsistir es la violencia que la ejerce como derecho; siempre en miras a la conservación de la vida en común, así, sí desaparece la conciencia de la presencia latente de la violencia en una institución jurídica, ésta decae.”

La comunidad es este lugar donde hay proximidad, no hay encimamiento, más allá de los distintos simulacros de la vida en común, lo que aparece con todos estos pasajes violentos es el ensanchamiento de nuevas formas de referirnos a la comunidad, desde las distancias. En el ejemplo de una fosa común es dar entonces cuenta de esos cadáveres privados de su espaciamiento que también hicieron distancia.


Conscientes de que no se evitaría un genocidio por el simple uso de la razón, sino que se requiere de la disposición de la razón de no hacerlo, y la disposición de la razón de no hacerlo decae cuando en la estructura está normalizada por una cultura de la violencia, se concluye en la propagación de comunidades más violentas, que se renuevan más y más siendo inevitables. Así históricamente el discurso de la reconstrucción de la comunidad tal como hemos ondeado en todo lo anterior de este escrito, muestra lo mucho que nos ha constado —las miles de fosas comunes—. En tal asunto se sostiene que la misma razón parece que ha sido asaltada, no por la irracionalidad sino por ella misma.
(el texto íntegro en :www.escucharte.info )


No hay comentarios.:

Publicar un comentario