lunes, 21 de julio de 2014

Más horrores de Mamá Rosa para edificación del miserable de @Leon_Krauze

Por Victor Hernández

El hijo de Enrique Krauze, León Krauze, publica hoy un telenovelero texto ensalsando a Rosa del Carmen verduzco "Mamá Rosa", con un relato de lo que vio en su albergue hace 25 años.

Dice que nada podrá borrar eso.

¿Ni las violaciones de menores? ¿Ni las privaciones ilegales de la libertad? ¿Ni la tienda de raya? ¿Ni los 6 empleados enviados a un penal federal por delitos graves? ¿Ni los cuartos pestilentes a excremento? ¿Ni los golpes que ella misma le daba a los niños? ¿Ni el gulag al cual le llamaban "el pinocho"? ¿Ni las extorsiones de miles de pesos para que los padres se pudieran llevar a sus hijos?

León Krauze es un pobre mediocre que tiene trabajo no porque sea particuarmente brillante -no lo es- sino porque su papá -quien también es muy mediocre pero ha sido muy lambiscón del poder- es influyente.

Por lo tanto, para edificación de León Krauze y para ver si así se le quita un poco lo miserable, van estas dos notas del mismo diario en el que él publicó su soporífero texto:

En la siguiente nota, la madre de una niña víctima de Mamá Rosa describe cómo Verduzco la extorsionaba pidiéndole 80 mil pesos para permitir que se llevara a la niña.

La niña además, fue torturada y golpeada en el albergue.

Pide justicia por sufrimiento de su hija en albergue de Zamora

Hace dos años, María Martínez Chávez, originaria de León, intentó rescatar a su hija Bertha Alicia, de la casa hogar "La Gran Familia", porque le vio moretones en el cuerpo y sabía que la castigaban muy duro.

"No pude porque 'Mamá Rosa' con voz recia me exigió el pago de 80 mil pesos para que la pudiera llevar."

Y eso no fue cosa de los empleados. Eso fue ELLA, Rosa Verduzco, directamente.

La segunda nota describe las condiciones infrahumanas en las que vivían los niños del albergue. Un psicólogo del DIF describe, además, que algunos niños tienen síndrome de estocolmo, mientras que alguen en el albergue tiene un trastorno psicológico conocido como Síndrome de Diógenes, que lleva a la persona a acumular cosas y, en el extremo, a acumular vidas humanas:

"Bajo un manto de benefactora social y aridad sin límites, 'Mamá Rosa' acumuló y acumuló durante décadas, en cuartos, bodegas y patios traseros, desde calentadores y purificadores de agua donados por el gobierno de Inglaterra, pianos, marimbas, ataúdes, cuadernos, cobijas, comida enltada, carne podrida, máquinas de escribir, hasta computadoras, toallas sanitarias y jabones de baño y todo lo que se le atravesara.

El sicólogo Ramírez -quien pide resguardo de su nombre en una plática informal- conjetira que "alguien en este lugar tanía también una patología sicológica llamada Síndrome de Diógenes, que en la acumulación de objetos encuentra satisfacción y felicidad.

"En un grado irreversible que raya en la locura, enfatiza, 'el enfermo termina por coleccionar vidas, de alguna u otra forma."

La acumulación llevaba décadas.

Al final la nota termina:

"En este 'albergue' se respira miseria, tristeza, mugre por los poros, los dientes y los ojos, pero sobre todo hay un olor insoportable de negligencia e impunidad."

Eso es lo que defiende León Krauze. Eso es lo que dice que no podrá borrar lo que le mostraron a convenciencia de una delincuente vulgar para que se fuera contento su papá a contarle a sus amigos de lana y poder. ¡Qué humanitarios son los Krauze! ¡Son amigos de Mamá Rosa!

Por eso la defienden a ella. A los niños violados, golpeados, desnutridos al grado de que no se puede determinar su edad, secuestrados y torturados, a ellos no los defienden. No existen para los Krauze. Y además, según Enrique Krauze, ¿por qué tanto es tantito?


Miserables los dos, Enrique y León Krauze. Ruines, mezquinos y solapadores de la peor delincuencia; la que abusa de niños.

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